sábado, 25 de septiembre de 2010

Capitulo 1: El Reino de la Traicionera Inhumanida. Parte 2/3


En un país vecino, cerca del País Amarillo, existía un lugar lleno de paz y tranquilidad. Allí todo el mundo era aparentemente feliz. Y todo el mundo nacido allí poseía un hermoso cabello verde que hacía juego con los ojos esmeraldas propios del País Verde. Todo el mundo menos ella. Había nacido con el cabello blanco, puro como la nieve y unos profundos ojos púrpuras; y desde el momento de su nacimiento fue abandonada a su suerte. Alguien la había cuidado durante un tiempo, pero lo único que recordaba de esa persona es como la había vuelto a abandonar cuando apenas tenía cinco años. Desde entonces tubo que vivir como pudo ella sola, entre odios y discriminaciones por el color de su cabello. Las muchachas del País de Verde tan sólo se burlaban de ella, y ella creció entre lágrimas y hambre. Ni si quiera tenía un nombre, nadie nunca la había llamado de ninguna manera. Y de aquel extraño que la cuidó durante un tiempo, no recordaba que la hubiera hablado alguna vez, tan sólo recordaba su sonrisa, tan sólo eso... Ni siquiera podía saber como era su pelo o sus ojos, porque no los recordaba.
Cerca de su primavera número dieciséis, mientras paseaba por un bosque huyendo de las miradas llenas de odio que había percibido en la gran ciudad a la que por fin se había atrevido a ir, pensando que ya estaba preparada, halló una figura tirada en el suelo cerca de un arrollo. Se acercó dudosa, sin saber muy bien si hacía lo correcto. Lo que vio le sorprendió.
Se trataba de una muchacha de cabellos verdes, como era obvio en aquel lugar- pensó, que se había desmayado junto a la orilla del río. Pero no era una chica cualquiera del País Verde, parecía un ángel, su rostro estaba lleno de bondad y tranquilidad, como solía ser cuando alguien dormía, se preguntó entonces si de verdad aquel ser podía ser cruel como todas las chicas que ella había conocido. Se agachó junto a ella y le apartó un mechón de su rostro pálido. La observó durante un tiempo mientras pensaba:
» Ojalá yo fuera como ella...
Perdida en sus pensamientos y en su observación un par de lágrimas brotaron de sus grandes ojos violáceos precipitándose por sus mejillas y cayendo sobre el rostro inconsciente de aquella hermosa desconocida. Se había puesto a llorar de nuevo y no entendía por qué.
La muchacha de cabellos verdes se revolvió un poco antes de abrir sus ojos lentamente. La chica del cabello blanco se paralizó del terror y a la vez de aquella sensación tan cálida que le había causado la mirada de la anteriormente desvanecida chica de Verde. Comenzó a temblar y, de nuevo, no sabía por qué, se apartó un poco lentamente mientras la muchacha se reincorporaba sobre la hierba.
- ¿Dónde estoy? - preguntó con una sonrisa perezosa. Luego miró a la chica de cabellos níveos y volvió a sonreír. - Oh... ¿me has ayudado tu?
» ¿Por qué...? ¿Por qué está sonriendo? ¿Por qué me mira así? - pensó mientras sus lágrimas volvían a brotar descontroladamente.
La recién levantada cambió su expresión. Ya no había rastro de la sonrisa que había adornado su hermoso rostro hacía unos segundos. Lo cual confundió aún más a la huérfana que por un golpe de suerte se hallaba en aquella situación en aquel momento. Se acercó a ella y pasó una mano por el rostro mojado de lágrimas de la joven.
-¿Por qué lloras...? -preguntó con una mirada triste. - No llores. - volvió a sonreír. - Gracias por ayudarme.
Concluyó dándole un abrazo. Pero la chica de blanco se separó bruscamente.
-¡Lo siento! - exclamó cerrando sus ojos con fuerza.
- Espera – contestó la muchacha de Verde un poco desconcertada. - ¿Cómo te llamas? - La muchacha de blanco sorprendida abrió los ojos confundida para mirar a aquella extraña desconocida. ¿Su nombre? Nunca había tenido uno.
- Me llamo Miku – dijo entonces la joven de cabellos verdes y ofreciéndole un mano en señal de saludo.
- Yo... - dijo por fin la tímida muchacha. - … no tengo nombre.
-¡Pero eso no puede ser! - respondió Miku. La otra joven guardó silencio dolorida.- Uhm... ¿qué tal si te pongo uno? - se quedó un momento pensativa. Hacía ya un rato que la chica del pelo blanco había dejado de llorar. - ¡Haku! ¿te gusta?
Haku asintió aún sorprendida, pero luego le invadió una enorme felicidad y por primera vez en mucho tiempo, sonrió sinceramente.
-¡Anda! Si tienes una bonita sonrisa. - la apremió Miku. Haku se sonrojó.

Al principio Haku aún dudaba sobre las intenciones de Miku, pero ella parecía muy distinta a los demás. Por lo que pronto volcó toda su confianza en ella, y ella la ayudó con muchas cosas. Haku había descubierto que aquella maravillosa desconocida era muy querida en su pueblo, todo el mundo la apreciaba, y el poder estar cerca de ella siempre, la hacía sentir especial, así pues, aunque la gente ya no la insultaba ni se metía con ella, los sentimientos de sus miradas aumentaron considerablemente marcando profundamente el odio y la envidia en sus rostros. Pero Haku estaba acostumbrada a aquellas miradas y a muchas cosas peores, por lo que lo único que le importaba era estar con Miku. Ella era su única y mejor amiga y no necesitaba nada más...


Nath Key (C)

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